domingo, 9 de noviembre de 2008

Una frontera menos

“Una solución poco elegante, aunque mil veces preferible a la guerra”


Con esta frase definía John F. Kennedy la construcción del muro del Berlín en agosto de 1961. Este presidente estadounidense no llegó a ver cómo esta construcción caía un 9 de noviembre, 19 años después, ni conoció lo que ello suponía para el futuro de Europa y el mundo entero.

Sin duda es una fecha que aparecerá siempre en los libros de historia: supone el fin del bloque comunista y, con ello, abrió el camino para acabar con la Guerra Fría que dividió al planeta desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El simple hecho de asomarse a la ventana suponía para algunos cruzar la fatídica frontera y estar en el lado rival. Y esta cercanía entre bloques provocó que muchos habitantes de la ciudad realizaran un viaje muchas veces mortal, a pesar de la fuerte vigilancia y el deseo de los dirigentes del Este de mantener a su población en su parte de la ciudad.

Durante todos los años en los que el muro estuvo levantado se produjeron huidas tan famosas como la del soldado Conrad Schumann, considerado el primer desertor de la RDA, el día 15 de agosto de 1961, cuando vigilaba la alambrada en sus primeros días de construcción.

Esa noche del jueves 9 de noviembre miles de personas se acercaron al muro, sobre todo en la zona de la Plaza Postdamer, para colaborar en ese momento histórico. Con mazas, picas, martillos y cualquier herramienta que tuvieran a mano, los berlineses ayudaron a las grúas a acabar con la división y el sufrimiento de una ciudad cuya reunificación significaba la del continente entero.




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